Piensos del Autor

¿Para qué es la vida?

¿Qué es la vida? La oportunidad para tener las más posibles tormentas de neurotransmisores.

Quienes han tenido que lidiar conmigo subiendo una montaña / barranca, o después de dos copas, ya han escuchado lo anterior. Pero de cualquier manera les invito a que lean lo que resta de estas 774 palabras porque aporto elementos nuevos que refuerzan el credo.

*Si no me has escuchado decir la primera líneas de este texto, es que no hemos convivido lo suficiente y deberemos enmendar el rumbo en este 2024.

Una de las cosas que más disfruto dando clases en la universidad, es hacerles preguntas existenciales a mis estudiantes. Como: ¿qué es derecho?, ¿qué es la justicia?, ¿la finalidad del derecho es la justicia?, o una todavía más vital: ¿para qué es la vida? ¿Para qué se levantan cada mañana? ¿Para qué desvelarse haciendo trabajos?

Las respuestas a las dos últimas preguntas son sencillas de responder: para aprender derecho, para prepararme y ser buen profesionista… Pero las respuestas se empiezan a complicar conforme a cada respuesta le ponemos un “¿para qué?” ¿Para qué ser buen profesionista? ¿Para qué tener éxito profesional? ¿Para qué ganar mucho dinero?

Y los anteriores cuestionamientos también se pueden llevar al ámbito personal: ¿para qué reunirse con la familia en estas fechas? ¿para qué frecuentar a los amigos? ¿para qué buscar pareja? ¿Para qué tener hijos?

Y mi respuesta a todo lo anterior sería: para tener las más posibles tormentas de neurotransmisores.

La definición más sencilla de “tormentas de neurotransmisores” es ser feliz, una tormenta de emociones (agradables, claro, al menos en el balance).

¿Y qué es ser feliz? Acabo de leer una definición muy sencilla de Desmond Morris. Él define felicidad haciendo un contraste con “estar contento”. Dice que estar contento es cuando la vida es buena; mientras que felicidad es la sensación que experimentamos cuando de repente la vida se vuelve mejor (Morris, 2006, 12).

Y en efecto, los momentos de felicidad son fugaces (Ibídem,128). Por eso la importancia de acumular los más que se puedan, y los que se tienen estirarlos lo más posible.

¿Y por qué decir “las más posibles tormentas de neurotransmisores” y no “los más momentos de felicidad”? Porque la primera expresión me parece más sexy. La leí en una novela de Jorge Volpi donde la protagonista, una neurocientífica con una vida emocionalmente intensa, se dice a sí misma: “¿Qué es el amor sino una tempestad de neurotransmisores, un torbellino eléctrico?” (Volpi, 2022, 36)

*Hasta ahora que vuelvo al texto de Volpi después de año y medio, me doy cuenta que dice “tempestad”, no “tormenta”. Pero bueno, ya he esparcido así el credo…

Y después de adoptar lo anterior a una visión epicureista de la vida, es que resultó el credo: ¿Qué es la vida sino la oportunidad para tener las más posibles tormentas de neurotransmisores?.

Desmond Morris en su libro lista distintos “generadores de felicidad”, o traducido al credo, “fuentes de tormentas de neurotransmisores”: lograr objetivos, ganar, ayudar, reproducirse, la sensual / hedonista, la intelectual, la rítmica, la masoquista (el autor reconoce que esta felicidad es difícil de comprender para una persona balanceada), la toma de riesgos, ignorar los horrores o el sufrimiento, meditar, las creencias religiosas, tomar drogas (no invita a drogarse, solo señala de manera científica cómo ciertas drogas causan momentos de felicidad -destacando los estragos que pueden venir después-), las fantasías, reír y la fortuna,

El listado antes referido no lo tomo numerus clausus. Hay un generador de tormentas de neurotransmisores que no vi tal cual identificado: compartir con personas que te importan, como lo es una pareja, familiares o amigos.

Considerando lo que dispone el credo, es que debemos de buscar allegarnos de las mayores fuentes de tormentas de neurotransmisores. Y al respecto destaco dos cosas:

1 La sostenibilidad: Debemos abrevar estas fuentes de tormentas en un prudente equilibrio para lograr sea sostenible nuestra experiencia y disfrute. Los ejemplos más cómodos para esto son el riesgo y las drogas. Causa felicidad uno que otro trago con amigos, o tomar riesgos para emprender un negocio. Pero ambas cosas se deben hacer con prudencia…

2 Hay que buscarlas: Hay que buscar las tormentas de neurotransmisores, porque nuestra naturaleza no necesariamente nos lleva a ser felices, solo a sobrevivir y reproducirnos. En la carrera evolutiva pervive el gen que mejor sobrevive y se reproduce, no el más feliz (aunque ciertamente, como ya se destacó, la reproducción es una fuente de tormenta de neurotransmisores).

Este segundo punto requeriría para desarrollarlo otras 800 palabras. Así que hasta aquí me quedo, deseando que en este 2024 se puedan allegar de las más posibles fuentes de tormentas de neurotransmisores.

¡Feliz año!

Fuentes consultadas:


Morris, D. (2006). The nature of happiness. Little Books Ltd.
Volpi, J. (2022). Partes de guerra (Kindle). Alfaguara.

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