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¿Por qué no felicitar a las mujeres el 8 de marzo?

Ayer 8 de marzo fue día de la mujer y como todos los años, supongo que más de una recibió un mensaje de felicitación en uno de sus múltiples grupos de WhatsApp: “¡Felicidades por el día de la mujer!” o “¡Feliz día a todas las mujeres del grupo!”.

Sin embargo, ¿es el día de la mujer una fecha de celebración? Es decir, ¿puede equipararse el día de la mujer con el día de la madre o el día de San Valentín, por ejemplo? La destaconada autora considera que no.

El 8 de marzo, día internacional de la mujer, no es una fecha para celebrar el hecho de que seamos mujeres (como lo es el día de la madre, que celebra a las mujeres que son madres) ni una excusa para celebrar nuestro género (como sucede con San Valentín, que es una excusa más para celebrar el amor). Al contrario, el día de la mujer es una fecha que conmemora la lucha contra la inequidad, discriminación y desigualdad contra las mujeres en todo el mundo.

En ese sentido, los mensajes no deberían ser de felicitación ni de celebración (aunque sabemos que quienes nos felicitan lo hacen con las mejores intenciones), sino de reconocimiento y de apoyo en la lucha para acabar con todas las formas de discriminación hacia la mujer.  

Y es que, quizá para muchas personas no sea tan evidente la ardua lucha que han encabezado las mujeres a largo de la historia simplemente para exigir un reconocimiento de sus derechos fundamentales. Desde manifestaciones pacíficas hasta sangrientos enfrentamientos, las mujeres han tenido que salir a la calle para gritar y exigir un trato igualitario al de los hombres. De ahí que la ONU, en 1975, haya elegido un día para recordar, conmemorar y concientizar a la población sobre este movimiento.  

Así pues, el 8 de marzo, fecha elegida por la ONU para tales efectos, tiene sus raíces en la marcha que tuvo lugar el mismo día pero en el año de 1857, cuando cientos de empleadas de una fábrica textil en Nueva York, marcharon pacíficamente por las calles de la ciudad para exigir un pago igualitario al de los hombres, a quienes, por hacer el mismo trabajo, les pagaban más (esta práctica todavía se observa hoy).

El resultado de esta marcha fue mortal, pues 120 mujeres murieron a causa de la violenta respuesta por parte de la policía para terminar con la manifestación.

Si echamos un vistazo a la historia, podremos ver que en la misma época, pero cruzando el Atlántico, mujeres en Londres encabezaban la lucha por tener las mismas oportunidades que los hombres para estudiar en una universidad.

Más adelante en la línea del tiempo, a principios del siglo pasado, las mujeres se manifestaban alrededor del mundo para que se les permitiera votar (en algunos países, este derecho llegó muy tarde, como en México, pues no fue sino hasta 1955 cuando se celebró el primer sufragio femenino).

Igualmente, las mujeres han tenido que luchar, entre otras cosas, para que se les reconozca su derecho a heredar y tener bienes en propiedad, administrar sus propios bienes cuando están casadas y más aún, divorciarse.

Estos antecedentes hacen evidente que la lucha de las mujeres por posicionarse en un mismo lugar que los hombres, en cuanto a derechos se refiere, ha sido todo un desafío en los diferentes capítulos de la historia. Y es triste, decepcionante y preocupante ver que el desafío continúa en pleno año 2018.

Por esa razón, lejos de felicitar a las mujeres en su día, hay que concientizarse de su lucha, recordar a las mujeres que en el pasado lograron avanzar nuestros derechos en la sociedad y conmemorar a todas aquellas mujeres que día a día deben esforzarse para que se les reconozcan los mismos derechos que se le reconocen a los hombres… derechos que nos deberían ser reconocidos sin esfuerzo.

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