No sé ustedes, pero yo era de las personas que pensaba que una computadora nunca jamás iba a sustituir las funciones de un abogado. Ya ven que dicen que, en el futuro, muchas profesiones van a ejercerse con robots y computadoras. Pues cada vez que escuchaba o leía eso, yo pensaba “¿Cómo un robot va a crear leyes o hacer un contrato? Eso nunca va a pasar.”
Pues bueno, ya pasó. Investigando sobre este novedoso tema, descubrí que la función principal de los smart contracts, o contratos inteligentes, es precisamente esa: prescindir de los abogados para la ejecución de contratos y simplificar la celebración de acuerdos a través de una plataforma virtual conocida como blockchain o cadena de bloques.
Sí, leyeron bien. Prescindir de los abogados. Las palabras seguramente siguen haciendo eco en sus cabezas. Y por si no fue suficiente el guamazo, querido colega, ahí te va cómo se promocionan en Estados Unidos: Secure Business Sales without Lawyers (aseguren acuerdos comerciales sin abogados).
Si no son abogados, seguramente se sienten aliviados de que haya una forma de quitarnos de en medio. Si son abogados, están sintiendo todo lo contrario. Pero no se me asusten. Sigan leyendo y acompáñenme a conocer esta historia…
Todo comenzó cuando el criptógrafo y abogado, Nick Szabo, soñó con la creación de un contrato en línea que no necesitara de abogados para validarse ni para ejecutarse. Sin embargo, en ese momento (inicios de los noventa), no había una tecnología que permitiese que ese sueño se hiciera realidad.
Años después, un sujeto llamado Satoshi Nakamoto (que por cierto, nunca nadie lo ha visto y saben quién es), revolucionó al mundo financiero con el invento de Bictoin, el único sistema de pago que se realiza entre persona y persona, sin intervención de un banco. Es decir, se trata de una moneda descentralizada que no necesita de un banco para legitimarse ni para funcionar. Por ejemplo, si Fulanito le quiere comprar una pizza a Perenganito, Fulanito paga el valor de la pizza a Perenganito con un Bitcoin y se realiza la transacción. No es necesario que un banco monitoree y reconozca el pago. (*dato curioso: la primera transacción hecha con Bitcoin fue de una pizza.)
El funcionamiento de Bitcoin es posible gracias a la red tecnológica que la soporta, conocida como blockchain o cadena de bloques. Esta tecnología es tan novedosa que académicos y expertos en el tema la han catalogado como la invención más revolucionaria después del internet. Bitcoin fue la primera aplicación en usar blockchain. La segunda fueron los smart contracts.
Así pues, el sueño de Nick Szabo se hizo realidad gracias a la invención de Bitcoin y su cadena de bloques.
¿Y cómo funciona blockchain en un smart contract? Como una base de datos cuya información está en poder de todos los usuarios. Es decir, todas las personas que realizan transacciones con un smart contract, tienen una copia de la información que construye al smart contract de que se trate. Esto genera un consenso -respecto de la información- entre las personas que tienen acceso a dicha base de datos.
La lógica es entonces, que si todos tenemos la misma información porque así está en la base de datos, entonces esa información es verdad y no puede ser alterada.
Siguiendo la lógica anterior, lo que diferencia a los smart contracts de un contrato tradicional es su redacción y su funcionamiento.
- En cuanto a su redacción, están escritos siguiendo la fórmula condicional si + entonces, y tal información es conocida por los usuarios de la red.
- En cuanto a su funcionamiento, son autoejecutables, pues no necesitan de un Juez para asegurar su cumplimiento.
Pongamos un ejemplo muy sencillo: Supongamos ahora que Fulanito y Perenganito celebran un smart contract de compraventa de una casa. ¿Cómo se asegura Fulanito (el vendedor) de que Perenganito le pagará? ¿Y cómo se asegura Perenganito de que recibirá la casa por parte de Fulanito? Confiando en una computadora. Sí, así de fácil. En la computadora se redacta -con un código informático- el objeto del contrato, la contraprestación y las obligaciones de las partes. Cuando se verifique el pago realizado por Perenganito a Fulanito, en ese momento, de forma automática, se transmite la propiedad de la casa. Si nunca se verifica el pago, nunca se transferirá la propiedad.
Ambas partes pueden confiar en que las condiciones del contrato se van a cumplir, porque no existe un tercero (Juez) que pueda ser manipulado por ninguna de las partes en caso de que el cumplimiento del contrato se ponga en riesgo. Al contrario, se trata de todo un sistema computacional que resguarda la información del smart contract en la red; información que está en manos de los usuarios y que, por ende, no puede ser manipulada ni alterada. La información que ambos conocen es verdad y, además, será ejecutada de forma automática porque así lo quisieron las partes.
No hay nada ni nadie que pueda alterar lo anterior, y por la avanzada tecnología detrás de los smart contracts, ambas partes quedan obligadas al cumplimiento de sus prestaciones.
¿Qué les parece? ¿Emocionante o amenazador? A nosotros nos parece una combinación de las dos, porque si bien amenaza con que en el futuro parte de la abogacía será sustituida por computadoras, también es emocionante ver que se abren nuevos caminos para los abogados en el medio tecnológico. Esto nos obliga a actualizarnos para ser nosotros quienes redactemos los códigos informáticos. Quien sabe… a lo mejor algún día los Abogados Sin Corbata nos convertiremos en Smart Lawyers prestando servicios de smart contracts.
Así pues, queridos colegas y no colegas, espero que este artículo los haya enganchado para investigar, conocer y entender más sobre los smart contracts. Si están interesados en hacerlo, les paso los siguientes links para su consulta (en ellos me basé para escribir este artículo):
http://blog.bit2me.com/es/que-son-los-smart-contracts/
https://www.georgetownlawtechreview.org/the-law-and-legality-of-smart-contracts/GLTR-04-2017/
Espero haber sido clara, y si sí lo fui, nos encantaría leer sus opiniones respecto a esta novedosa y revolucionaria tecnología.