-#OyeAbogadoSinCorbata, ¿es muy caótico que en mi página de internet “copie y pegue” los términos y condiciones de otra página?
-Pue’ que sí… Ahí va porqué:
1. Los términos y condiciones son un “contrato” que celebras con tu cliente en línea.
Partiendo de ahí, hagamos los siguientes símiles:
¿El contrato de una empresa que vende carros le es igual de funcional que a una que vende llantas?
O sin verme tan extremista: ¿Una llantera se puede volar el contrato de otra llantera? ¿Tan segura está de que el otro contrato está bien hecho? ¿Y tan segura está que el contrato de la otra llantera se adecua a sus necesidades / formar de vender / sus términos para aceptar devoluciones, etc…?
2. Cierto, cuando se venden productos o servicios en línea se tiene la gran ventaja de que “regularmente se cobra por adelantado”.
Pero aun así, quedan otros puntos volando que sí le pueden causar dolores de cabeza al comercio electrónico. Por ejemplo:
Acorde al Artículo 56 de la Ley Federal de Protección al Consumidor (mi odiada Ley de la Profeco), por ser el comercio en línea una venta (de bien o servicio) indirecta, el consumidor tiene 5 días para revocar su consentimiento y dejar sin efecto la operación. Entonces, más vale tener al cliente contento, y dejarle claras las reglas de la transacción.
3. El Artículo 76 bis de la Ley de la Profeco (que odio) señala varios requisitos que deben tener los términos y condiciones de las empresas que hagan comercio electrónico.
Estos términos y condiciones son los que debe de cumplir la “relación en línea” con el cliente. Entre ellos, se encuentran varios datos que difícilmente serán iguales entre dos empresas: medios para que el consumidor presente sus reclamaciones, solicite aclaraciones, cargos adicionales, características de los productos, mecanismos para que el consumidor pueda verificar que la operación refleja su intención de adquisición, etcétera.
4. Capaz que el negocio que estás haciendo en línea requiere un contrato registrado ante la Profeco.
Esto ya lo habíamos compartido: algunos contratos de adhesión deben de ser registrados ante la Profeco, y si no se registran, las consecuencias pueden ser terribles, como ya lo comentamos AQUÍ.
¿Y si no se cumple o anterior?
Si no cumples con los puntos 1 y 2, estás a expensas de que cualquier consumidor te reclame / demande / revoque su consentimiento de la operación, y no tendrás elementos para defenderte porque no estarás protegido con un contrato hecho para ti: para tu negocio, tus políticas, tus necesidades, etc…
Si no cumples con el 3, te multará la Profeco. El rango que contempla la Ley de la Profeco para multar por este rubro es de $783.95 MXN a $3’066,155.98 MXN.
Si no cumples con el 4, la multa va en el rango de $272.86 a $873,180.19
¿Y sí cobra las multas la Profeco? Pues siempre ha sido medio agresiva… Particularmente desde el incidente de #LadyProfeco que hubo a principios del sexenio de Peña Nieto. Porque después de ese macro OSO, como que la Profeco sintió necesidad de hacer ver que hacía cosas en “protección al consumidor”.
Pero desde julio de este 2019, la Profeco está como niño con juguete nuevo: porque ese mes entró en vigor la adición del Artículo 134 bis a la Ley de la Profeco, que da facultad a esta entidad para ella solita cobrar sus multas (sí, antes le tenía que pedir apoyo a otras autoridades). Y si a eso le sumamos el ánimo hiper recaudatorio (sobre las víctimas ya cautivas, claro) que ha mostrado la #4T, esto se vuelve un coctel explosivo.
¿Qué dijiste campeón? ¿Que a ti se te hace que la Profeco va a poner las multas bajitas?
Pues mira, para que te llegue a poner una multa bajita, deberás de defenderte. Y para defenderte, necesitarás contratar un abogado…
Y ya no sé qué será más terrorífico… Si pagar una multa alta de la PROFECO, o pagar un abogado…
