“El enemigo es el gobierno incompetente”, y no esta señora que está “incitando a ver más allá del problema que existe”. Eso fue lo que ella me dijo después de que le externé mi molestia por publicaciones en redes sociales, como la que ilustra este artículo.
Evidentemente el tuit de esta señora que invita a no depender de la gasolina, es en alusión al “desabasto (de gasolina) que no es desabasto” sufrido en varias partes del País. Yo ironicé respecto a esa publicación con un retuit diciendo: “Habrá que pasarle el tip a los aguacateros de Michoacán, que se las está viendo negras para mandar su producto a Estados Unidos. A los padres de familia que no viven a escasas cuadras de su casa, a la gente que necesita transportar mercancías para vivir, bla bla bla”.
La verdad me sorprendió que ella tildara al actual gobierno como incompetente. Ella y yo somos de ideologías distintas. Sería muy “básico” (como diría ella) decir que ella es de izquierda y yo de derecha. Porque la historia (y los partidos políticos) nos han mostrado lo etéreos que son esos conceptos. Pero sí podría decir que yo son un monstruo capitalista, meritócrata, y ella un ser de luz. Por eso lo revelador de su declaración.
“La gente está siendo culera con una importante activista de movilidad”.
“Es una señora incitando a ver más allá del problema que existe, de la cagazón del gobierno, ¿y se van contra ella?”.
“Muy mal dirigido su odio”.
“No les está hablando a los aguacateros”.
“Me da asco cómo se pone la gente de nefasta con los ciclistas, que de buen pedo quieren ver el lado amable”.
“El enemigo es el gobierno incompetente, no la gente que sugiere uses la bici”.
Esos fueron los lapidarios mensajes de whatsapp que me mandó ella al ver mi retuit, y externarle mi contrariedad.
Y como se lo reconocí a ella el día de ayer, durante ese chat en el que me mandó los mensajes antes transcritos, tiene un punto. La persona que publicó el tuit de la discordia no tiene la culpa, no dice que todos podamos hacer lo que ella. Nos está invitando a ser optimistas.
Pero evidentemente ya están tan caldeados los ánimos del País, que nada más vemos a alguien con una postura optimista, y damos por hecho está apoyando ciegamente lo que el (ya no sé qué tan) popular Presidente disponga, sin importar la razonabilidad de la decisión presidencial.
Ya se ha analizado mucho la polarización que ha generado ese discurso de “ustedes” y “nosotros”. Los “ricos” y los “pobres”. La “mafia del poder” y el “pueblo bueno”. Polarización que provoca perdamos de vista cuál es la postura más razonable, y sólo nos concentremos en “cuál bando le gana al otro”. Como #TeamPedroMalo y #TeamJorgeBueno, pero sin ser divertido…
Por ejemplo (voy a hablar desde mi óptica): A mi juicio, esta polarización:
- Evita que quienes son muy afines al Presidente, cuestionen la razonabilidad de estar afectando al País de la manera en que lo está haciendo, esta estrategia para combatir el huachicoleo.
- E igualmente evita que quienes cuestionamos al Presidente, salvemos o destaquemos el optimismo y posibles soluciones que pudiera haber, ante esa adversidad.
El autor abiertamente ha externado su contrariedad a la forma en que se está pretendiendo combatir el huachicoleo. Claro que es un delito que se debe de perseguir, pero no así (y hasta ahí me quedo, porque ello no es materia de esta publicación). Pero esa postura, no me debe cegar ante las posiciones que buscan ver el vaso medio lleno, y no medio vacío.
Igualmente invitaría a quienes sí tienen afinidad con las posturas del Presidente, que no se sientan impedidos de cuestionar la razonabilidad de las decisiones que se externan en las conferencias mañaneras, “para evitar darle la razón al otro bando”.
La Sociedad Civil tiene su peso específico en el País. Y para poderlo hacer valer, debemos de ser razonables.
En esta publicación no pretendo decir “cuál es la postura razonable”. Lo que sí busco decir, es que nos pronunciemos en pro “de la postura que consideremos razonable”; y no en pro “de la postura que hará mi equipo le gane al otro”.
Tan tan.