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Gracias Presidente Zaldívar

Yo no considero que han sido tibias las respuestas del Ministro Presidente Zaldívar al Presidente López Obrador. La respuesta de Zaldívar fue política. Y así tenía que ser. Toda vez que la presión hecha por López Obrador fue política, no jurisdiccional. 

Hoy 15 de marzo ha sido un día intenso en la vida nacional. Por la mañana el titular del Poder Ejecutivo (Presidente López Obrador) manda una carta al titular del Poder Judicial (Ministro Presidente Zaldívar) donde pide se lleve a cabo una investigación respecto a la actuación del Juez de Distrito (Gómez Fierros) que concedió una suspensión contra los efectos a la reforma de la Ley de Industria Eléctrica recién aprobada (visible AQUÍ). 

No hay duda de que esa solicitud de investigación es una total presión política. Toda vez que no sustenta su solicitud en algo que considere un error judicial, o aportando elementos objetivos para cuestionar la probidad del Juez Gómez Fierros. Sustenta su solicitud de investigación en posturas ideológicas y ataques a diversos personajes de la vida nacional. Nada nuevo. Posturas y ataques que más de una vez ha dicho en sus conferencias mañaneras. Esa carta puede ser vista AQUÍ

La respuesta de Zaldívar fue “según el manual”: diciendo que la queja del Presidente sería remitida al área correspondiente, y que de existir elementos para ello se abriría la investigación que en caso procedería “con pleno respeto y autonomía a la independencia de la función jurisdiccional”. Esta respuesta puede ser vista AQUÍ

Claro que en nuestro corazón todos los juristas hubiéramos querido una respuesta más fuerte, contundente. Que le hubiera dejado en claro al titular del Ejecutivo que al Poder Judicial no lo debe presionar. Que si tiene algo qué decir, lo ingrese por la oficialía de partes correspondiente como lo hacemos todos los mortales, “teniendo la seguridad de que se le contestará conforme a derecho” (como nos dicen a todos los mortales). 

Pero no fue así. Y qué bueno no lo hizo. Porque no hubiera sido prudente. Una respuesta fuerte como la que hubieran querido nuestros corazones, hubiera causado más perjuicios que beneficios. Como se dijo al principio, la respuesta de Zaldívar fue política, no jurisdiccional. Y es adagio popular que la política “es el arte de lo posible”

Pero lo que no es el arte de lo posible y se debe de cuidar que siempre funcione, es el derecho, la seguridad jurídica que debe haber en el País. Una definición de seguridad jurídica muy compartida por la doctrina autorizada (y por este autor sin corbata) es la de Gustav Radbruch (Radbruch, 1948): “la seguridad del derecho mismo” (pág. 40). O lo que es lo mismo: que el derecho funcione.

No olvidemos que tenemos un Presidente que estando fuera del poder no tuvo empacho en gritar: “¡Al diablo con sus instituciones!” (lo puedes recordar AQUÍ) Y que estando en el poder, tampoco ha tenido empacho en evidenciar su animadversión a los contrapesos políticos, y deseo de desaparecerlos. 

Por lo tanto, si Zaldívar toma una postura que exceda los límites de la prudencia, ni 2 segundos tardaría el Presidente de la República en movilizar a los legisladores (que tiene muchos) así como al “pueblo bueno” (también ahí tiene muchos) para presionar, atacar o hasta cambiar a la Suprema Corte

Y si López Obrador tomara una postura así, ahí sí desaparecería “la seguridad del derecho mismo”. El. Dr. Roberto Lara Chayogán dice que el sistema jurídico debe de ser como un juego de mesa que funcione (Lara, 2020). Donde existan reglas que controlen las interacciones de los participantes, y estos encuentren sentido en participar dentro del juego. 

Lo que Zaldívar debe de cuidar es que el juego de mesa siga funcionando. Debe de cuidar que López Obrador no dé un manotazo y tire el tablero. Y parte de cuidar a que así sea es no provocarlo. Cierto, el Presidente del País está amenazando, está mostrando muy de cerca su incomodidad con las reglas del juego, pero no ha tirado el tablero. 

Zaldívar deberá tener la inteligencia y la prudencia para cuidar que el tablero siga funcionando. Desde luego que esto no significa que si López Obrador tira el tablero, Zaldívar se quede nada más mirando. La prudencia no es cobardía. La prudencia debe ser esa virtud que es el punto medio entre el exceso y el defecto (Aristóteles, s. f.) (pág. 172).

En este affaire entre derecho y poder no podemos olvidar esta definición de derecho que nos da Kelsen, y es compartida por Robert Alexy (Alexy, 1992): “es un sistema de relaciones de poder”

¿De qué nos sirve el derecho, si el poder político tumba a quien lo hace valer?

¿Qué dijiste campeón? ¿Qué Zaldívar no está siendo como Batman? No, pero sí está siendo como Kalimán:

Alexy, R. (1992). El concepto y validez del derecho (2da edición). Gedisa.

Aristóteles. (s. f.). Ética a Nicómaco. Edicion Kindle.

Lara, R. (2020, agosto). Clase de Argumentación Jurídica, para el Doctorado en Derecho de la Universidad Panamericana Campus Guadalajara.Radbruch, G. (1948). Introducción a la filosofía del derecho. Fondo de Cultura Económica.

Citas utilizadas.

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