Piensos del Autor

Que los jueces sí ganen buen dinero

Todavía ni siquiera ha empezado a operar en el país la llamada Cuarta Transformación, y desde el 2 de julio todos los días ha dado nota. Me imagino que en el think tank del gobierno entrante, más de alguno se preguntará si les alcanzará la gasolina de aquí al 1° de diciembre, para seguir dando de qué hablar diario.

Una de las notas más llamativas que ha dado el albor de esta transición, es la relativa a que va a reducir el sueldo de funcionarios públicos. Empezando desde luego por el sueldo de Presidente. Lo cual generaría un efecto dominó porque acorde al Artículo 127 fracción II de la Constitución, ningún servidor público puede tener una remuneración mayor a la del Presidente.

López Obrador ha dicho que como sueldo él recibirá $108,000 mensuales. Luego entonces, ese será el tope para los servidores públicos… Lo que desde luego comprende, nuestros jueces.

Ha sido motivo de escándalo lo que ganan los ministros de la Suprema Corte. Al día de hoy hay 4 ministros de la Suprema Corte que ganan más que el Presidente. Esto porque estaban en funciones, antes que entrara en vigor la ya referida reforma Constitucional que pone como techo el sueldo del Primer Mandatario. El sueldo de los demás ministros se equipara al del Presidente de México (al día de hoy): aproximadamente $250,000 pesos al mes,  $3’002,971.00 al año. Eso en dólares equivale a USD $164,907.80 (al tipo de cambio que ha estado oscilando).

¿Cómo anda eso en relación con nuestro eterno comparativo? En Estados Unidos el Chief Justice (Presidente de la Corte Suprema) gana USD $267,300 al año. Y los demás juzgadores de la Corte Suprema de ese País ganan USD $255,300 al año. La fuente es la página de United States Courts. Consultable AQUÍ.

Si el tope salarial para el servidor público en este país es de 108,000 mensuales, de ahí para abajo (y muy abajo, por todo el escalafón de la burocracia) estarán los sueldos de los servidores públicos que auxilien a los titulares. Y eso, sin lugar a dudas generará una fuga de cerebros.

Hace poco escuchaba a un alto funcionario de la Fiscalía del Estado de Jalisco, “preguntándose” por qué los mejores promedios de las universidades o los alumnos más sobresalientes no se peleaban por trabajar en la Fiscalía. Y pongo “preguntándose” entre comillas, porque lanzó la interrogante conociendo la respuesta: por el sueldo (tan bajo) y las condiciones de trabajo (saturadas, mucho trabajo para poco personal).

Se podrá decir que es “por la naturaleza del trabajo”: derecho penal, que es muy crudo. Pero considero no es así. Porque sí hay mejores promedios o alumnos sobresalientes, peleándose por trabajar con los mejores abogados penalistas del país.

El ideal sería que en el servicio público trabaje gente que lo haga “por amor al País”, y no por el dinero. Pero los gobernados no nos podemos dar el lujo de vivir con la ilusión de que se haga realidad ese ideal. Porque el costo de equivocarse o ver desfilar a idealistas por los puestos públicos, es mucho…

El país necesita gente técnica, capaz, que sepa como hacer las cosas siendo los mejores. Y desde luego comprometida, pero que sepa hacer las cosas siendo los mejores. Reitero esto último porque sí es muy importante: que sepa hacer las cosas siendo los mejores.  

Aterricemos: ¿por qué hay una cruda competencia por las plazas del poder Judicial de la Federación? Por los sueldos y condiciones de trabajo tan atractivos. Gracias a ello, es que hay mejores promedios y alumnos sobresalientes, soñando, esforzándose y compitiendo por llegar a la cima en el Poder Judicial de la Federación.

¿Y si dejan de ser atractivos los sueldos y condiciones de trabajo? Esos mejores promedios y alumnos sobresalientes, dejarán de soñar con el Poder Judicial de la Federación, e irán todos a pelearse por los puestos en la iniciativa privada. ¿Y el Poder Judicial se quedará desierto? Para nada. Siempre habrá quienes se peleen por las plazas. El tema es el calibre de los peleadores de esas plazas no tan atractivas

En uno de los más escandalosos (y socialmente incorrectos) capítulos del libro La Rebelión del Atlas, Aynd Rand señalaba que el dinero puede ser símbolo de valor. Si es bien habido, claro. Porque el dinero bien habido es producto de haber dado valor a cambio. Luego entonces si tienes mucho dinero, es porque has dado mucho valor (turbo socialmente incorrecto… ¿a poco no?)

No vamos a negar la existencia de prácticas indeseables en el Poder Judicial. Pero la solución no es bajar sueldos. Al contrario, bajar los sueldos incrementaría las prácticas indeseables. Y no nada más por el cliché de: “como ganan poco van a buscar cómo sacar dinero por fuera” (que no por ser cliché, deja de ser cierto): Sino porque “si el premio es poco deseable”, el calibre de los peleadores va a ser igualmente “poco deseable”. ¿Por qué? Así es la naturaleza: entre mejor es la miel, llegarán más osos, pelearán más por ella, y se la quedará el mejor.

Y ya lo dice la comisión Federal de Competencia Económica en el comercial que ha logrado meternos hasta el subconsciente: “cuando hay competencia, todos salimos ganando”.

¿Y cuál es la solución para erradicar esa prácticas indeseables si no es bajar los sueldos? Transparencia en los juicios, exámenes de oposición sin influyentismos, y muchas prácticas más que han sido analizadas por plumas más autorizadas, y que no son objeto de ese bloque de caracteres.

A lo mejor ya a estas alturas del texto sale sobrando la aclaración. Pero el autor de este artículo es “tecnócrata, liberal y neoporfirista”. Tecnócrata porque creo que los que van a sacar adelante a este país son los técnicos, no los idealistas o románticos; liberal porque creo que mientras no robes, no mates y pagues impuestos, puedes hacer lo que quieras; y neoporfirista, porque nací el 15 de septiembre (ya nací marcado por el destino, no tenía de otra…).

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