Piensos del Autor

¿Te detendrías ante un semáforo en rojo a medio desierto?

Si estuvieras en el desierto y ves un semáforo en rojo, ¿te detienes esperando que esté en verde para poder cruzar? En este país muchos abogados y “gente de bien” (no abogados) tienen una forma de actuar que evidencia sí se detendrían frente a ese semáforo en rojo

Yo no me detendría. Porque el derecho (que comprende las normas de tráfico) es solo una herramienta que busca vivamos mejor como sociedad. 

Les digo a mis alumnos: mil planas que digan “el derecho no es un fin en sí mismo”. El derecho es una vil herramienta para que vivamos mejor como sociedad. 

Si estoy frente a un semáforo en el desierto como el que ejemplifica la imágen de este artículo:

  1. No hay motivos para justificar la limitación al tránsito que implica un semáforo en rojo. 
  2. No hay necesidad de “usar esa herramienta” llamada “norma de vialidad” que prescribe no se debe cruzar cuando está la luz roja. 

La virtud más importante es la prudencia. Por lo que ese “súper poder” consistente en decidir cuándo usas esa herramienta llamada derecho, se debe usar con prudencia. No es lo mismo considerar que no hay necesidad de respetar un semáforo en el desierto, que en el cruce de Patria y Vallarta a la 1 am. Aun cuando sea seductor pensar que “a esa hora no pasan carros”, la prudencia nos debe hacer ver que sí hay suficientes motivos para respetar un semáforo en Patria y Vallarta a la 1 am. 

Sé que se pueda pensar lo anterior es una perogrullada, pero por desventura no es así:

Ante un X notario público se remató un inmueble. Los lineamientos del remate establecían que los postores interesados debían comparecer “tres días antes del remate exhibiendo el precio en cheque certificado”. Fue el caso que al remate compareció solo 1 postor mediante cheque sin certificar. Pese a esa omisión, la persona que estaba rematando el inmueble confió en ese único postor, y pidió al notario público que procediera con adjudicarle el inmueble a ese único postor. 

El notario dijo que “no”, porque los lineamientos marcaban que el cheque debía ser certificado, y el postor había exhibido un cheque sin certificar. 

-Pero no hay agravio, porque la persona que está sacando a remate el inmueble está avalando la operación, y no hubo algún otro postor que sí hubiera exhibido un cheque certificado, y se pudiera quejar que “se quedó con el inmueble alguien que no cumplió la regla”- Fue lo que le alegué al notario. 

-Pero no se cumplió con la regla de exhibir el cheque certificado, y me pudieran imputar responsabilidad.- Me contestó el notario público. 

-Pero no hay agravio a persona alguna, y es una vil operación entre particulares.

-Pero no se cumplió con la regla.  

Destaco que el Notario Público de la escena antes narrada es una persona muy inteligente y capaz. Por lo que si me contestó de la manera antes referida no es porque él “se detendría ante un semáforo en el desierto”; sino porque optó por ser conservador, ante la posibilidad de que su actuar fuera a ser evaluador por un Juez que “sí se detuviera ante un semáforo en el desierto”

Al final, el notario público confirmó ser una persona inteligente y capaz diciendo: sí formalizó la operación, si el abogado sin corbata me manda un correo electrónico con copia a las partes interesadas donde avale que la operación se haga aun cuando no se exhibió un cheque certificado. Y el abogado sin corbata procedió a mandar ese correo… Demostrando ser un firme creyente de que no hay necesidad de detenerse ante un semáforo en el desierto, y lo más importante: que puede convencer de ello a un Juez en un tribunal

¿Que dijiste campeón? No, no estoy aconsejando que a la más mínima provocación mandemos al diablo cualquier norma que consideremos inútil.

En este baile de átomos llamado vida, todo es cuestión de grados. No hay blanco y negro (por eso me gustó tanto la serie de Game of Thrones). Debemos ser prudentes, y no andar por la vida con la espada desenvainada mandando al diablo toda norma que consideremos no es útil, ni respetando a “pie juntillas” toda letra de ley. Debemos ser prudentes en el manejo del derecho. Reconocer que a priori tiene una presunción de utilidad para nuestro ordenamiento como sociedad, pero que a final de cuentas es una vil herramienta creada para el beneficio de la sociedad en su conjunto. 

Por lo que en aras de ese beneficio, habrá casos en los que usemos la herramienta tal como lo marca el instructivo, otros en los que nos apartemos un poquito del instructivo, y otros casos extremos en los que lo razonable sea dejar de usar la herramienta… (ojo: dije extremos). 

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