Apto para público en general

¿Para qué es el poder?

Con esta publicación nace la etiqueta: “artículos políticamente incorrectos”. 

El pasado jueves leí un artículo en el periódico donde un aspirante a la alcaldía de Guadalajara afirmó que “el poder es para servir a la gente” (visible AQUÍ). No comparto que así sea, y aquí se justificará porqué.

Ese mismo jueves, y en ese mismo diario, vi una diversa nota que documentaba la existencia de paracaidistas en Loma Dorada Ejidal, Tonalá (visible AQUÍ). La nota empieza narrando el grito de una persona que denomina “María”: “¡¿A quién acudimos?!” Y señala el segundo párrafo de la nota:

Hace un mes, dos pepenadores que ocupaban ilegalmente un departamento en el edificio 22 de la unidad habitacional La Esmeralda, fueron expulsados y los desechos que tenían adentro los pusieron sobre el área verde de 300 metros cuadrados, relata la mujer.

María alega que los invasores tienen una fortaleza hecha con cemento, a donde llega más gente. Señala que han presentado denuncias, y nada. Que la autoridad ni siquiera se lleva los desechos. Solo les dan “atolito con el dedo”

El poder es para evitar que la población padezca situaciones como las de María.

Empezaré por definir “poder” (como sustantivo, no como verbo). En su primera acepción la Real Academia de la Lengua Española lo define como:

Dominio, imperio facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo. 

Moisés Naím en su libro The End of Power da un concepto más sencillo: facultad de incidir en que alguien haga o deje de hacer algo (disculpen que no ponga la cita, pero lo escuché en audiolibro, y eso complica citar).

¿Para qué es el poder político? ¿Para qué está la autoridad? Para asegurar el bien común.

La anterior conclusión la extraigo de John Finnis (Finnis, 1980). Autor cuyas consideraciones al respecto tienen particular peso tomando en cuenta que él es uno de los íconos del iusnaturalismo:

La necesidad de alguien, o de algún grupo de personas, que resuelva los problemas de coordinación con mayor rapidez y certeza es evidente en cualquier comunidad donde la gente sea enérgica e ingeniosa para buscar su bien propio o bienes comunes, para no mencionar cualquier comunidad amenazada por un desastre militar, económico o ecológico. 

La autoridad (y por ende la responsabilidad de gobernar) en una comunidad ha de ser ejercida por aquellos que de hecho pueden resolver eficazmente los problemas de coordinación de una comunidad.

pág. 274

El autor concluye su idea afirmando que la autoridad debe “asegurar y promover el bien común”. ¿Y qué es el bien común? El mismo Finnis lo define en una diversa parte de su obra:  “conjunto de condiciones que capacitaría a cada uno para perseguir su propio objetivo” (pág. 183).

La importancia de que haya bien común en una sociedad es básica, tomando en cuenta que ese “conjunto de condiciones para conseguir su propio objetivo” es un elemento importante para que las personas seamos felices. John Rawls dice cuando una persona es feliz (Rawls, 1971):

“… cuando se encuentra en camino de una ejecución afortunada (más o menos) de un proyecto racional de vida, trazado en condiciones (más o menos) favorables, y confía razonablemente en que sus propósitos pueden realizarse. Así, somos felices cuando nuestros proyectos racionales se desenvuelven bien, nuestras aspiraciones más importantes se cumplen y estamos, con razón, totalmente seguros de que nuestra buena fortuna continuará. La consecución de la felicidad depende de las circunstancias y de la suerte, y de aquí la referencia a las condiciones favorables.”

págs. 495 y 496.

Habiendo compartido lo anterior, sin mucha dificultad podemos concluir que el poder es: para solucionar problemas en una comunidad, con la intención de que existan las condiciones necesarias para que las personas podamos conseguir nuestros objetivos. Y así, se facilite que logremos nuestra felicidad.

Desde luego que el poder debe de ser ejercido acorde a un orden jurídico razonable. Sino, llega el absolutismo y con él muy seguramente el caos (AQUÍ abundamos como saber que algo es razonable). 

Hago el símil con un restaurante: ¿Qué esperas del gerente del restaurante? ¿Que te ponga la servilleta en tu asiento cuando llegues, o que se asegure la comida cumpla con condiciones de higiene, y los meseros no te falten al respeto?

Igual en el gobierno. Desde luego que debe haber personas dedicadas a servir. Pero la cabeza política del gobierno, está para solucionar problemas en aras del bien común. No para acomodar la servilleta.

¿Qué dijiste campeón? Claro, si el gerente del restaurante puede revisar la higiene de los alimentos y acomodar la servilleta, padrísimo. Pero si solo puede hacer una cosa, está claro cual deber ser la prioridad.

Finnis, J. (1980). Ley Natural y Derechos Naturales. Abeledo Perrot.

Rawls, J. (1971). Teoría de la justicia (2da edición.). Fondo de Cultura Económica.

Citas utilizadas.

Compártenos tu opinión

Related Posts

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Fill out this field
Fill out this field
Por favor, introduce una dirección de correo válida.